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La vivienda en cooperativa está en auge


Con la crisis del coronavirus se ha profundizado una tendencia que ya se había empezado a notar en el sector de la construcción tras la explosión de la burbuja inmobiliaria.

El resurgimiento de las cooperativas de viviendas es una tendencia que se viene notando en el sector de la construcción desde que estalló la gran crisis de la burbuja inmobiliaria. Pero con la pandemia mundial y la grave situación sanitaria que ha traído el coronavirus, se está profundizando todavía más en este movimiento que era mucho más habitual en las décadas de los años 30, 40 o 50 del siglo pasado.


Si la grave situación vivida a finales de la primera década de este siglo dejó como enseñanza no volver a caer en los mismos errores, es decir, no repetir las fórmulas de construcción y endeudamiento que tan costosas consecuencias trajo, la crisis de la COVID-19 está mostrando la importancia de escoger viviendas cómodas, seguras, sostenibles y de calidad.

 

Según datos de Lacoop, las búsquedas de este tipo de inmueble han aumentado un 745% desde el inicio del estado de alarma en España, en marzo pasado. Mientras los pisos siguen siendo los principales protagonistas de estas autopromociones, los áticos, los bajos y los chalets pareados van ganando más peso, así como las construcciones en pequeños pueblos alejados de las grandes ciudades. Así, Madrid y Barcelona acaparan la mayor parte de este tipo de viviendas que en España superan el 1.650.000.


¿En qué consiste una cooperativa de vivienda?

Los regímenes cooperativos de viviendas son sistemas de construcción en los que un grupo de personas con intereses y objetivos comunes se asocian ante la necesidad de adquirir una casa. En las cooperativas, los futuros propietarios son a la vez los propios promotores de los inmuebles cuyos proyectos encargarán a un tercero.

Esto significa que no existen empresas promotoras intermediarias, que la relación entre dueños y constructores es directa, y que son los primeros los encargados de decidir aspectos tan importantes como las características de las propiedades, las calidades de sus materiales y hasta las zonas comunes de las que van a disponer. Son también los responsables de encontrar el suelo en el que se van a levantar las edificaciones. Una vez acabado el proyecto y entregadas las viviendas, la cooperativa se extingue.


¿Qué ventajas tiene el régimen de cooperativa?

Como decíamos líneas atrás, el sistema de cooperativas da la posibilidad a los propietarios de decidir cómo quieren que sean sus casas y no tener que escoger sobre unos u otros planos ya hechos con anterioridad a la compra. Pueden así adaptar los espacios y comodidades de la propiedad a sus necesidades vitales. Y también a sus gustos, por supuesto.

Esta opción de poder personalizar la vivienda en la que se quiere vivir se valora mucho más tras el confinamiento. La razón más evidente es que no solo se pasan muchas más horas en el hogar tras la pandemia; para una gran cantidad de familias el piso, el ático o el chalet tienen ahora también que albergar la oficina para poder trabajar o estudiar a distancia.

Por ello, si antes se apreciaba más una ubicación céntrica del inmueble, ahora las búsquedas apuntan hacia las afueras de las grandes ciudades. Se sacrifica la localización en busca de espacios más grandes en viviendas con terrazas, piscina, jardines y zonas comunes.

El ahorro en el precio final del inmueble es otro de los grandes alicientes para inclinarse por este tipo de compra, ya que puede llegar hasta un 20%, que es el margen que se suele quedar el promotor. Y es que en este tipo de sistema de construcción no existe el ánimo de lucro. Los propietarios son quienes autopromocionan sus viviendas.

La seguridad jurídica que la figura de la cooperativa brinda al comprador, fuertemente regulada por la ley, los plazos mucho más flexibles a la hora de pagar la entrada de la vivienda, gracias a lo cual no se necesitan grandes ahorros o ingresos elevados, o los beneficios fiscales que acarrea completan la lista de ventajas de las que se pueden disfrutar al optar por esta forma de adquirir una casa.

En definitiva, el sueño de la vivienda propia tiene en el cooperativismo una forma más personal y económica de hacerse realidad. Claro que también requiere de una mayor implicación de los propietarios en todos los pasos del proyecto y de una gran compenetración entre ellos, ya que las grandes decisiones se toman en conjunto. Un esfuerzo de concordia que vale la pena realizar si se tienen a la vista las ventajas de la fórmula.


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